domingo, 11 de febrero de 2018

Novela gótica: primera manifestación de la literatura fantástica


La primera manifestación de la literatura fantástica fue la novela gótica, que surgió en las letras inglesas en la segunda mitad del s.XVIII. El descubrimiento del misterio y del horror como liberadores de escondidos sentimientos entusiasmó a un nutrido grupo de escritores que hicieron de lo inexplicable, lo irracional y lo monstruoso la excepción a una época fríamente razonadora. Si para el ilustrado solo existía aquello que podía demostrarse, lo que escapaba a los límites de la razón era, por tanto, irracional, ilusorio, sin sentido. Los románticos, en cambio, postularon que la razón, por sus limitaciones, no era el único instrumento del que disponía el ser humano para captar la realidad. La intuición y la imaginación podían ser otros medios válidos para hacerlo.


Novela gótica


En la aparición de la novela gótica desempeñó un papel fundamental la progresiva toma de conciencia del pasado histórico, de hecho, la denominación de novela «gótica» se debe a la fascinación de estos autores por tal periodo. El castillo de Otranto de Horace Walpole, da inicio a este tipo de novela. El interés de su autor por la Edad Media lo llevó a un intento de resucitar los tiempos de la caballería con su producción literaria. A pesar de su falta de consistencia, el relato situado en la Italia medieval y repleto de misterios, apariciones fantasmagóricas, prodigios sobrenaturales y villanos terroríficos, alcanzó cierta popularidad.

Otro ejemplo es Ann Radcliffe y su novela “Los misterios de Udolfo”, que de igual forma explotó los temas extravagantes y sobrenaturales que serían retomados por escritores posteriores de literatura fantástica, aunque estos irán mucho más lejos.

Cuando el lector se cansó de aquellas historias macabras ambientadas en castillos en ruinas y en una brumosa Edad Media demasiado lejana como para poder tomarla en serio, los autores románticos empezaron a trasladar sus historias al presente y, sobre todo, a ámbitos conocidos por el lector, para hacer más creíbles e impactantes los hechos relatados.

Todo esto debe entenderse desde una visión de lo real (como hablábamos la semana pasada) que a pesar de las excepciones estéticas que conforman a la literatura fantástica, todavía confía en la idea de un universo estable. El acontecimiento sobrenatural era percibido como tal al proyectarse sobre el fondo de lo normal y lo natural. En la próxima entrada estudiaremos una novela a modo de ejemplo donde podremos analizar esto con más detalles.

Fuentes:
- Tras los límites de lo real: Una definición de lo fantástico, David Roas. 
- Las literaturas del siglo XVIII, Eduardo Iañez.

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