miércoles, 7 de febrero de 2018

Origen del género fantástico


«No puede ser, pero es».
Jorge Luis Borges


La esencia del género fantástico es la confrontación entre lo real y lo imposible. Lo que «no puede ser, pero es» que destruye las convicciones y certezas tanto del personaje como del lector acerca de lo que consideran real, los códigos que habían diseñado para percibir y comprender la realidad. El relato fantástico sustituye lo que nos es familiar y cotidiano por lo extraño, hace que nos situemos en nuestro mundo (normal) y que de repente nos asalte un fenómeno imposible, lo que nos descoloca. Destruye nuestra concepción de lo real y nos instala en la inestabilidad, lo que genera inquietud en nosotros.

Según Adolfo Bioy Casares, el género fantástico «es tan viejo como el miedo». Si revisamos los antiguos textos sumerios, nos encontramos con El poema de Gilgamesh que es ya ficción fantástica, así como también otro escritos egipcios que incluyen la magia en la narración. Además de las historias de la India y Las mil y una noches de Arabia.
Podríamos agregar también, a modo de ejemplo, los textos medievales como La divina comedia de Dante, La muerte de Arturo de Thomás Malory y Guillaume de Lorris, que entran de lleno con lo maravilloso y sobrenatural.

Como género en sí, la literatura fantástica occidental nace en un contexto donde el Racionalismo del s.XVIII había convertido a la razón en la única vía de comprensión del mundo. Hasta ese momento habían convivido, casi sin inconvenientes, tres explicaciones de lo real: la ciencia, la religión y la superstición. Los fenómenos sobrenaturales formaban parte de la concepción de lo real. Si bien, el importante desarrollo de la mentalidad científica en el s.XVI ya había empezado a poner en duda ciertas explicaciones mágicas y supersticiosas, podemos decir que la relación de credulidad respecto a lo sobrenatural fue lo dominante hasta la Ilustración. Pero en el s.XVIII el panorama cambió. La razón se convirtió en el paradigma explicativo fundamental, lo que produjo la separación definitiva entre la razón y la fe, las cuales antes no se excluían entre sí.


Literatura fantástica - Origen del género fantástico
Imagen de Blog de Lengua


A pesar del rechazo existente a lo sobrenatural, esto no supuso la desaparición de la emoción que producía, por ejemplo, el miedo a la muerte y a lo desconocido. Una célebre frase de Madame du Deffand acerca de la existencia de los fantasmas nos explica esto «No creo en ellos, pero me dan miedo». Es por esto que la expulsión de lo sobrenatural de la vida cotidiana encontró su refugio en la literatura.

Esto coincidió, además, con el desarrollo del gusto por lo horrendo y lo terrible: lo sublime, que tomaba el horror como fuente de deleite y de belleza. La categoría de lo sublime abarca lo extraordinario, maravilloso y sorprendente, lo que no formaba parte de lo establecido en los cánones de belleza neoclásicos, y que se tradujo en un sentimiento de terror, una de las pasiones más elevadas.

Joseph Addison en 1712 estudió las nociones de lo bello, lo sublime y lo pintoresco, advirtiendo cómo el placer estético puede surgir también de lo desproporcionado, lo grande o lo extraño, planteando la posibilidad de sentir placer ante un objeto terrible si estamos seguros de no recibir ningún daño. Es interesante ver cómo en el seno mismo de la Ilustración empezaban a desarrollarse nuevas ideas y gustos estéticos que el Romanticismo haría suyos: lo onírico, lo visionario, lo sentimental, lo macabro, lo terrorífico, lo nocturno...

Por otro lado, en su reivindicación de lo racional, el Siglo de las luces había revelado un lado oscuro de la realidad y del yo que la razón no podía explicar, y ese lado oscuro será el que nutrirá la literatura fantástica en su primera manifestación: la novela gótica, que estudiaremos con mayor detalle en la próxima entrada ;).

Fuentes:
– Tras los límites de lo real: Una definición de lo fantástico, David Roas.
Género fantástico.

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