viernes, 9 de febrero de 2018

Un hombre que deseaba la eterna juventud (reseña de El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde)

   
Dorian Gray - Oscar Wilde

Si a la edad de trece años me hubieran recomendado, en la biblioteca de mi barrio, alguna novela de García Márquez y no esta obra del geniecillo irlandés, mi orientación literaria hubiera sido distinta a la actual. Aunque lo cierto es que tanto Cien años de soledad como El retrato de Dorian Gray (The picture of Dorian Gray) corresponden a la fantasía, al género de lo imposible o descabellado enfrentándose a la realidad cotidiana. Porque Dorian sabe que es un narcisista, sabe apreciar el arte más allá de un retrato: sabe apreciar la belleza humana. Hasta que sucedió lo que sucedió con Sibila Vane... En un teatro del bajo mundo de Londres encuentra en ella, la actriz shakespereana, los ideales de su amigo Lord Henry. Pero los ideales del snob lord son efímeros, cualquier otra naturaleza es capaz de destruirla. Así sucedió con Sibila Vane: en ella, Dorian encontró  la belleza que tanto ansiaba, pero la realidad la destruyó.

¿Puede una cándida imagen ocultar miles de corrupciones? En el mundo fantástico, sí. En el mundo real esas corrupciones se palpan en los ojos, la boca, la nariz, las arrugas... A Fausto no le ocurrió lo mismo. Fausto había recibido, por los oscuros poderes de Mefistófeles, la juventud inmaculada, la dicha de vivir, la frescura de la juventud. Dorian Gray (quien no hizo un pacto con el diablo) guardaba de la juventud solo el rostro; pues su conciencia estaba enteramente sucia. Su retrato ocultaba los enigmas de esa sucia conciencia.

Si fuese por la sana influencia de su amigo Basilio (el pintor del retrato), Dorian Gray no hubiese cometido la mayoría de sus crímenes y no sería hacedor de esa manía por conservarse joven y que su retrato envejeciera. Dorian toma la senda del vicio, la senda de Lord Henry. Cuando sucede lo que sucede en la casa de Dorian con el pintor determina como ningún elemento puede interferir en sus vicios.

El retrato de Dorian Gray se editó en 1890 y causó conmoción popular. La temática de la eterna juventud, de la vanidad y de la locura eran condimentos para escandalizar a los lectores de la era victoriana.

Pocos personajes, diálogos inteligentes y cierto terror gótico marcan la tinta en esas páginas. Pero, por sobre todo, si sos amante de la buena literatura clásica, te animo a leer este libro; estoy seguro de que te encantará. Mucha suerte con su lectura.

Escrito por: Yamil Artigas

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