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Ya había bramado la ultima detonación en la Gran Guerra y el presidente W. Wilsonn había creado la Sociedad de las Naciones cuando se publicó Demian (Historia de la juventud de Emilio Sinclair). ¿El año? ¡1919!
Esta creación literaria es una novela dividida en ocho capítulos. Trata de un niño, Sinclair, que vivía un mundo de aparente luz hasta conocer a un enigmático personaje (Max Demian) que le abrirá las puertas a un mundo racional y del todo filosófico. La novela describe también asuntos tales como la degradación de la familia, la mentira, la astucia y hasta de la homosexualidad. Es este último punto del todo sugestivo, tal vez tanto como Muerte en Venecia, escrito por su compatriota y, asimismo, Premio Nobel, Thomas Mann.
Los personajes se encuentran en tensión permanente y la idea que fecundó la imaginación de Hermann Hesse para este libro queda aclarada a medias. ¿El personaje admira o ama a Max Demian? ¿La filosofía es realmente la escrutadora de nuestras almas? ¿las formas bajas de vida son justificables? ¿el estudio lo es TODO?
Aunque esta tensión en los personajes sea real, no significa que sus encuentros sean bruscos o violentos. Cada personaje, dentro de ese clima, cumple funciones bien determinadas.
Una vez que se repasa su lectura no se llega a un acuerdo de encasillar esta novela como un bildungsroman. Pero, en definitiva y descartando los principios éticos, políticos, sociales y filosóficos de esta gran novela del pasado siglo XX es la maduración de Emilio Sinclair y de Max Demian.
De todo corazón les recomiendo la lectura de este gran clásico. Siempre y cuando tengan ustedes "la marca" (¡spoiler!).
Escrito por: Yamil Artigas
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