lunes, 7 de mayo de 2018

¿Por qué nos gusta la tristeza?

El arte debe ser como ese espejo que nos revela nuestra propia cara
- Borges

¿Por qué nos gusta leer cosas tristes? ¿será que somos masoquistas; será que somos sadistas? ¿será que existe un gen autodestructivo en nuestra composición, la pulsación tánatos? ¿por qué no solo quedarnos tristes y no agarrar los puñales literarios que nos destrozan más el alma? Ya sea leer Romeo y Julieta, leer poesía de desamor, leer a los góticos y románticos o inclusive las penurias de Taylor Swift, todas estas tienen en común despertar sentimientos de tristeza en nuestros corazones, pero existe algo mágico que nos hace caer en la autodestrucción y flagelarnos con la tristeza de otros... Sin embargo, esto también trae gozo venturado a nuestra vida.

Ribeiro (2011) planteó una duda bastante interesante sobre un poema de Edna St. Vincent Millay: "¿Por qué debería importarme su corazón roto? Nunca la conocí personalmente; ella murió hace más de medio siglo atrás; su dolor, así mismo, ya no existe." Esto es lo que se llama la paradoja de la tragedia, la que se traduce como: Sí, tenemos libertad de elección... ENTONCES ¿¡POR QUÉ OCUPAMOS EL TIEMPO LEYENDO COSAS TRISTES SI EN EL DÍA A DÍA INTENTAMOS EVITAR ESTE SUFRIMIENTO!?

Hay varias hipótesis sobre ello. Aristóteles planteó en su Poética el proceso de Catarsis. La catarsis se refiere a un proceso de limpieza de nuestras emociones y pensamientos, en especial aquellos relacionados al miedo y a la lástima. David Hume lo relacionaba al sentido estético de la obra. Feagin (1983) lo relacionaba a un sentimiento de humanidad común, sentimientos que todos compartimos; "nos consideramos ser el tipo de personas que reaccionan negativamente a la villanía, la traición, y a la injusticia".


Sin embargo, considero necesario que también se debe reconstruir la escena de qué es lo que nos hace sentir. Lo que nos hace sentir es un elemento lingüístico que nos da cierta cabida en la narración misma. Para comenzar, el goce provocado por el lenguaje; siempre el lenguaje poético nos lleva a posicionarnos en un estado más elevado tanto por la sonoridad como por las figuras literarias ocupadas. Así mismo, la poesía y las obras dramáticas suelen ser las más poderosas, y esto se debe a que éstas están narradas en la medida en que ocupan mayormente la primera persona singular, refiriéndose a sí mismos (a los personajes) y por tanto en la lectura a nosotros mismos (lo cual es llamado "apropiación poética"). El sentimiento es simplemente una respuesta egotista que tenemos. Uno no se pregunta por los sentimientos de Werther, uno relaciona sus sentimientos con lo de uno. Y esto tiene aún mayor poder cuando son obras arquetípicas como Romeo y Julieta.

Dejando de lado un poco el sentido lingüístico de la tristeza literaria, lo otro que nos atrae es el proceso de expresión que tienen estos textos que nos guían al masoquismo. Primero, el texto le da voz a mis sentimientos y pensamientos; es una especie de ver expresado nuestros propios sentimientos sacados del pecho. Ribeiro propone dos otras razones: i) validar nuestros propios sentimientos (no soy raro ya que ya le ha pasado a otros), es la reafirmación de la normalidad; y ii) nos hace sentir que pertenecemos a este mundo; "La tristeza es un estado que normalmente hace sentir alienados: de repente nada tiene sentido" (p. 25), pero que nos "ayuda a reconocer, entender, y aceptar [nuestros pensamientos y emociones]".

La tristeza es una parte innegable de la existencia y de la que no podemos escapar, ya lo planteaba así Buddah y Schopnhauer. Y así como la tristeza es un estado adaptativo que nos motiva a pensar y considerar cosas que puedan necesitar un cambio (Garrido, 2016), la literatura triste y trágica es una herramienta que nos motiva a tener una conexión más profunda con nuestros sentimientos, y por tanto realizar las funciones de la tristeza de mejor manera. Y tú, ¿por qué lees narraciones tristes? escríbenoslo en los comentarios. ¡Estaremos atentos a sus respuestas!

Referencias:

 • Aristóteles, P. (2000). traducción de A. Martinez. Madrid: Gredos.
 • Hume, D., & MacLachlan, C. J. M. (1875). Of tragedy. Alex Catalogue.
 • Ribeiro, A. C. (2011). The Value of Sad Poetry. In Art, Emotion and Value. Fifth Mediterranean Congress of Aesthetics. Cartagena, Spain: July (pp. 17-26).
 • Susan Feagin, 1983. ‘The Pleasures of Tragedy.’ American Philosophical Quarterly 20, pp. 95-104.
 • Garrido, S. [TEDx Talks]. (2016, Junio 29). Why do we like sad music?. Sacado de https://www.youtube.com/watch?v=7SjWguOXVwE

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